Este hombre protagoniza uno de los relatos de El lagarto astronauta. Se trata de Barney, un solitario y excéntrico bebedor de whisky, con un método muy peculiar para evadir impuestos, a quien acompaña permanentemente un hurón.
"Me fijé en seguida en él por el hurón. Un hombre sentado en la veranda de un pub de Broome, en el lejano noroeste de Australia, engalanado con un hurón es llamativo. Entré sigilosamente en el bar manteniéndome lo más alejado posible de él, porque no me gustan los hurones. Desde donde me senté podía observarlo, y me dediqué a especular acerca de su profesión. Estaba en la cincuentena y tenía los cabellos rubios, bastante largos y algo raídos. Llevaba una larga gabardina blanca, unos pantalones negros y el hurón. Podría haber sido un cazador de conejos, pero el uso de hurones en la caza de conejos hacía mucho que se había abandonado. ¿Se trataba tal vez de un simple aficionado a los hurones? Más bien era otro de los muchos locos de atar que infestan los lugares más remotos de Australia."
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