De ratones y topos



"—Bueno, así que me adentré en el desierto. Los demás guerreros me siguieron remolones y pasamos los siguientes trece días recogiendo ratones y topos. Los metíamos en redes, y aunque muchos nos los comimos, no tuvimos problema en entregar a mi abuelo una cantidad incluso mayor de la que había pedido.
No pude dejar de preguntar:
—¿Un buen bocado, Bill?
—A mí el topo asado me encanta—respondió—, pero solo si se prepara con muchas hormigas de miel. El ratón, por su parte, es como la codorniz, demasiado huesudo. Sin embargo —prosiguió, levantando el dedo gordo del pie derecho en señal de advertencia—, nos estamos desviando del tema.
—Perdone, Bill."

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